lunes, 23 de noviembre de 2015

LA VITRINA: ROCÍO DEL ÁGUILA GRACEY


Rocío Del Águila Gracey, es licenciada en Literatura Hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú, posee un máster en Hispanic Studies por la Universidad de Illinois de Chicago. Ha publicado los libros de poemas “La falsa piel que me habita” e “infinito” (Hipocampo editores). Es una persona muy sensible y amigable. A continuación les presento una amena conversación que Rocío acepto tener para la Bitácora.

Foto - Manuel Yaipen Sevillano


¿Qué significa la poesía para ti?

Para mí la poesía es una postura. Tiene que ser carnal, potente y corpóreo. Es una mezcla de emociones, sentimientos y acciones que forman una cópula.

¿Desde qué edad empezaste a escribir?

Empecé a escribir desde la adolescencia, digamos que fueron mis primeros pasos, no eran cosas pulidas, simplemente escribía las emociones de aquel momento.

Todo lo que plasmaba en esa época era una especie de diario en verso. En la universidad, se convirtió algo más serio y sin dudas es una etapa que marca mi crecimiento para tomar la conciencia de lo que realmente podía hacer.

Foto - Manuel Yaipen Sevillano


¿Qué recuerdo tienes de tu etapa universitaria?

En la universidad realicé un curso y taller de poesía  a cargo de Lucho Chueca.  Fue una experiencia muy inspiradora, también pude hacer buenos amigos, entonces el taller se convirtió en un círculo de lectura. Posteriormente nos reuníamos los sábados para compartir y comentar nuestros propios escritos.

¿Cuáles son los escritores más influyentes en tu estilo poético?

Los poetas que han marcado bastante mi estilo son María Emilia Cornejo con su libro “En la mitad del camino recorrido”, también  Carmen Ollé y su obra “Noches de adrenalina”, estos dos libros fueron fundamentales para generar un despertar en mí, además de siempre releer la exquisitez de Jorge Eduardo Eielson con su poesía.

¿En la actualidad, a que joven promesa de la literatura peruana le puedes vaticinar un futuro impecable?

Me fascina la poesía de Valeria Román Marroquín, a pesar de su corta edad, es una escritora con mucho talento, en el futuro la veo como una de las máximas exponentes de la poesía no solo en nuestro país, sino también en el ámbito latinoamericano.

Foto: Facebook personal - Valeria Román Marroquín


¿Cómo es el proceso de tu creación literaria?

Siempre escribo en un cuaderno, es un proceso que puede durar dos días o extenderse por varios meses. Al sentir que el poema se encuentra listo, lo dejo descansar, simplemente cierro el cuaderno y no lo veo por un tiempo determinado.

¿En qué estilo puedes clasificar a tu poesía?

Mis versos tienen la voz poética femenina muy marcada, pero cada escrito es abierto para todos, el estilo de mi prosa la podría clasificar en la interrogante sobre el cuerpo y la identidad del ser humano. 



¿De qué trata tu primer libro?

Contiene poemas escritos desde el 2007 hasta el 2012. El primer poemario tiene la temática sobre el escozor del cuerpo, como si la piel no fuera tuya. Sentir la sensación de querer liberarse y de hacerse preguntas sobre uno mismo, guiadas al ámbito corporal, tiene mucha influencia de la poeta María Emilia Cornejo, sobre la identidad de la mujer, la búsqueda de identidad y autoconocimiento.



¿Por qué tu primer libro se titula “La falsa piel que me habita”?

El titulo viene a raíz de como tener un disfraz, un pelaje encima, pero al saber que lo tienes puesto y podría ser parte de ti, no es tuyo realmente. Y que muchas veces tienes que descubrirte para saber quién realmente eres adentro.

¿Puedes explicar la particularidad de los títulos de tus poemas?

Mis poemas no llevan título por lo general, se registran por fechas o números. Es parte de mi estilo y de mi identidad. No tengo nada en contra de los títulos en los poemas, pero siento que no debo adjudicarles uno, pienso que sería encasillarlos demasiado.



¿Por qué razón tu  segundo poemario se titula “Infinito”?

Infinito, porque pienso que el amor puede tener un origen y final, pero el sentimiento en sí es infinito. Sé que en este caso, el amor entre dos personas  llega a momentos que ya no hay más allá. El infinito no tiene límites, simplemente es inabarcable, pero es una forma de denominar algo.



¿Cómo fue el proceso de elaboración de “Infinito”?

Fue explosivo, el primer manuscrito lo hice a finales de diciembre del 2012, estuvo listo en una semana. Fue una cosa un poco loca, posteriormente tuve que corregirlos hasta pulirlos totalmente.

¿La presentación de este poemario es muy artesanal, cómo elaboraste el diseño del libro?

Fue un trabajo conjunto con mi editor, le explique lo que quería hacer, y a partir de eso salió la propuesta. Solamente son 100 ejemplares lo decidí de ese modo.

Foto: Facebook personal - Rocío del Águila Gracey

¿Cuántos poemas tiene “Infinito”?

Consta de diez poemas y en este caso si quise ponerles un título, por qué pensaba que dejarlos solo como versos que hacen alusión al amor, el acto sexual y el infinito en sí. No tendría mucho sentido, es simplemente una numeración infinita.

¿Cuál es el poema que más te gusta de este libro?

Es muy difícil, uno le tiene cariño a todo el trabajo. Encasillar a Infinito en un solo verso es un poco difícil. Uno que me gusta mucho, porque lo siento muy intenso es [∞ — 2]

¿Para culminar la entrevista, cómo relacionas la vida con la poesía?

Supongo que la vida es esa mezcla de aprendizaje que vamos acumulando, ya sean experiencias positivas o negativas, las cuales nos permiten que vayamos formándonos y adquiriendo diversos conocimientos. La poesía podría ser el reflejo de la vida, pero siento que más bien la vida, como experiencia, puede alimentar a la creación poética.

Disfruta algunos poemas de Rocío:

[∞ — 2]
Si mi sexo es tu sexo
             ¿mi herida nacerá en la tuya?


[…]

  
[∞ — 3]
penétrame a mordiscos
escarba la punta de mi miedo
e inocula el deseo
en mi vientre.
soy un cuerpo silente
—expectante—
acomodo mi corazón
para que se pegue a tu ombligo.
rozo cada pliego de tu corporalidad metaforizada
e inhalo el aroma del destino
que nos condena.
acurrucados bajo la luna
nos convertimos
en los hijos olvidados
del pecado.
somos escombros
—carne consumada—
bajo el delirio fortuito
de dedos encadenados
en el eco silencioso
del tiempo.
Nací como consecuencia de la unión
De dos seres desolados
que en medio de la oscuridad
decidieron arrancarse el alma:
y pasé mi infancia
retorciendo flores en busca
de un indicio sobre mi existencia.
Retorno a la tierra
producto de la desmembración de mi cuerpo
y la privación de reconstruir
mi propia vida.
Ahora yago sin conocimiento,
lengua ni destino.




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Posted by La Bitácora de Mario on lunes, 23 de noviembre de 2015

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